sábado, 23 de mayo de 2015

FELIZ CUMPLEAÑOS, ANA

Hoy es el cumpleaños de una persona muy especial en mi vida que no llegó hace tanto pero que ocupa un enorme espacio dentro de mi corazón. Y no es un cumpleaños cualquiera, no. Hoy te me haces mayor de edad, mi Anita, y, como decían en mis tiempos: “ya no puedes matar a nadie porque irías a la cárcel” :P

Dicen que cumplir 18 años es muy importante, que marca un antes y 
un después en nuestras vidas… No te lo creas. Te dejan votar, es legal que bebas o que fumes, puedes ver las películas de + 18, te puedes sacar el carné, puedes entrar más tranquila en la mayor parte de las discotecas pero… tampoco es que eso sea muy diferente de lo que hacíamos hasta ahora, ¿no? Con los años (y te saco algunos, aunque no tantos) uno aprende que la edad está en el corazón y que uno se hace adulto en algunos sentidos cuando la vida y las experiencias así lo requieren y que, por otro lado, hay aspectos en los que nunca jamás dejamos de ser niños.

Sé que estos días están siendo algo complicados pero, querida amiga, otra cosa que el tiempo me enseñó es que todo pasa por algo en la vida y que, pase lo que pase, no debes preocuparte más de lo necesario porque, sin duda, la vida a veces se bifurca en caminos que no esperábamos pero que, quizás, son los que luego nos llevarán a la verdadera felicidad. Te lo digo con conocimiento de causa...

Cuando hace cuatro años ya fracasé con mis primeras oposiciones y fui consciente de que no iba a trabajar de maestra en esos dos años (hasta las siguientes oposiciones), me hundí. A cambio, decidí que tenía que seguir haciendo algo y me saqué dos Máster. En el segundo conocí a algunas personas que son hoy esenciales en mi vida, que sé que van a estar ahí para siempre y que me aportan cosas muy especiales. Algún día te las presentaré ;)

Cuando mi ex me dejó sentí que mi mundo se hundía bajo mis pies, que todas las seguridades de mi vida se acababan, que mi futuro, casada, con niños… se desmoronaba sin que pudiera hacer nada por arreglarlo. Yo, que ahora mismo tendría que estar casada con él y, quién sabe, embaraza de aquí a dos o tres años, me veía totalmente sola y sin nada a lo que aferrarme más allá de mi familia y mis amigos, sí, esos fieles amigos que vivían, por desgracia, a 80 kms de mí o mucho más (mis dulces madrileñas). Me marché a Sevilla con ilusión de poder trabajar pero sola aún. Y decidí que aprovecharía cada oportunidad que me diera la vida para conocer gente nueva, para intentar reconstruir mi vida de nuevo. Entonces Lucía, a la que sin duda le debemos todo esto (y no es poco) me ofreció aquel papel en la serie que acepté sin dudar porque estaba sola, porque había decidido decir que sí a todo lo que pudiera ser divertido. Aquella primera noche estuve a punto de no ir (¿qué hacía yo saliendo con gente 10 años más joven que yo, qué me creía que era yo?), pero mis circunstancias me recordaron que tenía que intentarlo, que no perdía nada por ver quiénes érais, que en cualquier caso siempre podría marcharme casi sin hacer ruido. Y allí estábais Juanjo y tú en el Golden Corner, abriéndome las puertas de vuestras vidas sin preocuparos de mi edad ni mis circunstancias, y luego Sandra, Sergio y, algunas semanas más tarde, Maxim… ¿Habríais formado parte de mi vida si hubiera seguido con mi ex? Es muy probable que no, a él era imposible casarlo con vosotras, con esas salidas, con esas fiestas interminables, con esas locuras que hacemos día tras día. No, nuestras vida de matrimonio no cuadraba con esta que tengo ahora y, mi niña, esta no la cambio por nada.

Así que sonríe, pequeña, lucha con todas tus fuerzas y, pase lo que pase, ten confianza en que algo bueno siempre está por llegar, incluso de las cosas más tristes o desesperantes que te puedan pasar.

¡Ay, qué mayor te me haces! Conocerte hace ya un año y algunos meses ha sido un regalo que la vida me dio cuando pensaba que ya no encontraría algo así. Cualquiera que lea esto puede pensar que parece que hablo de un gran amor pero es que para mí no difiere tanto. La amistad es un tipo de amor que puede ser profundo, intenso, pasional y, por supuesto, verdadero. Tus locuras (y las mías), ese frescor a la hora de hacer y decir las cosas, tu perspectiva de la vida, las risas que hemos compartido, las confidencias, las charlas en el coche, cuando ya te ibas a tu casa y la despedida se alargaba casi una hora… El verano, que ya tan cerca anda, nuestro vídeo, que ya va por más de 4000 visitas (quién nos lo iba a decir), los proyectos que aún tenemos en mente y que, no lo dudo, tarde o temprano llevaremos a cabo…. Tenerte formando parte de mi vida es todo un regalo y yo, en este día tan especial para ti, no podía menos que ofrecerte esto, lo mejor que se me da en la vida, unas letras escritas que son sólo para ti.

Te me haces mayor de edad y pronto Sandrita también se lo hará, y ya no me necesitaréis de avanzadilla para entrar en los sitios ni para otras cosas; sin embargo, espero que de corazón sigamos necesitándonos las unas a las otras y, lo más importante, que sigamos queriéndonos, porque no hay nada mejor que poder estar sin alguien pero desear, aún así, que se quede a tu lado. Feliz Cumpleaños, Ana. Y que cumplas muchos más a mi lado. Te quiero.


Noelia. 

lunes, 4 de mayo de 2015

FELICIDADES, MAMÁ

Aunque con cierto retraso, he aquí mi felicitación a nuestras mamás, porque sin ellas, simplemente, no existiríamos .Nos pasamos la vida deseando volar del nido, dejar atrás esos brazos protectores y, cuando eso pasa al fin, nos damos cuenta de que no había nada mejor que aquel amor y cariño sin condiciones ni límites. Para ti, mamá. Te quiero.




MAMÁ

Hoy me he despertado rodeada de mentiras,
la primera, la más grande, la de mi propia vida.
Me he preguntado qué hago, por qué, para qué,
el silencio me ha mirado sin llegar a comprender...

Tal vez no sea tan sencillo esto de vivir lejos,
tal vez necesitara, mujer, tus abrazos y tus besos;
al fin y al cabo tú siempre estabas ahí,
repitiéndome una y mil veces que me amabas así.

Al levantarme he sentido un vacío bajo los pies,
un hueco que me faltaba, el de mi propia fe.
Me he erguido con pesadez y dificultad,
a veces no es tan sencillo eso de continuar.

Arrastrando las zapatillas, sin ganas de caminar,
he llegado a esa cocina hundiéndome en su oscuridad;
cerrándole los ojos a este nuevo día
he tratado de recordar cómo era la alegría.

Puede que no sea tan fácil esto de no verte,
puede que me hiciera falta que me dijeras que me quieres;
al menos contigo sé que siempre tenía algo seguro,
un abrazo sincero hasta en los momentos más oscuros.

Fregando el vaso he vuelto a llorar sin querer,
con la sensación de que nada quedaba por hacer.
Al limpiarme las lágrimas con los guantes mojados,
sin darme cuenta mi nariz de espuma he manchado.

Tal vez no sea tan bueno esto de estar sin ti,
de tener que valerme sola, de hacer todo por mí;
quizás necesitaba ese apoyo que tú me dabas,
tal vez mis ganas de vivir recogía en tu mirada.

Después he tumbado mi cuerpo en el sofá,
con la televisión puesta, sin nadie con quién hablar;
los programas basura no me han hecho olvidar,
tengo ganas de dejarlo todo, de todo abandonar.

Quizás no sea tan divertido esto de la distancia,
no merece la pena la libertad si mis lágrimas no calmas;
puede que necesite hablar contigo más a menudo,
contarte lo que me pasa, tener en mi mundo.

Al fin y al cabo tú siempre me entendías,
y me aconsejabas con esa antigua sabiduría,
esa que dan los años y experiencias vividas,
sabiendo que no olvidas que como yo fuiste un día.

He cerrado mi cabeza durante toda la mañana
hasta que el estómago me ha hablado para que lo alimentara;
y de vuelta en esa cocina tan vacía sin vosotros
he pensado qué hacer y lo he preparado todo.

Tal vez no esté tan mal esto de aprender a cocinar,
de ver cómo se hace eso que te va a alimentar;
tú nunca me enseñaste, pero sabías que podría,
al igual que siempre confiaste en mi propia sabiduría.

Por eso hoy me siento así, sobre todo por ti,
porque sé que escuchar mi fracaso te va a hacer sufrir;
por eso te necesito, porque sé que pese a todo dirás
que no ha sido mi culpa, que ya se superará...

Después de una tarde intensa me he dado un baño,
caliente, lleno de espuma, relajado y muy largo;
cerrando los ojos me he sentido por primera vez en paz,
como cuando era muy pequeña y nos duchábamos a la par.

Puede que no sea tan tonto eso de echarse en falta,
me gustaría que estuvieras aquí para darme la toalla;
sentada a mi lado, escuchando lo que me ha ocurrido hoy,
con ganas de escucharme, queriéndome por quién soy.

Hoy querría tenerte más que nunca a mi lado,
para que me dijeras que no llore, que tampoco es para tanto;
para ocultarme entre tus brazos como si aún fuera una niña,
para saberme más segura, para sentirme protegida.

Con el pijama puesto y la cena servida,
he visto la serie que antes reír nos hacía;
yo necesito de esas cenas en familia,
tengo ganas de volver para vivirlas.

Luego, una vez en la cama, he sonreído por ti,
porque tal vez haya fallado pero voy a ser feliz;
sé que te lo mereces y que me apoyas desde ahí,
esperando que vuelva con mil sueños por cumplir.

Tal vez estas lágrimas sean sólo tuyas,
las que te mereces, amiga, por ser quien me ayuda
pase lo que me pase, a solucionar mis dudas,
mis penas, mis tristezas; todas me las curas.

Y puede que sea difícil esto de estarme sin ti,
de no tener con quien mis intimidades en realidad compartir;
los amigos están bien pero no son nunca igual:
no tienen la misma experiencia ni como tú me querrán.

Quizás sea complicado esto de separarnos,
al fin y al cabo llevo contigo miles de años...
Te necesito y no pensé que fuera siempre a mi lado,
sé que tú también me añoras, por eso hoy te llamo.

Y es que tal vez yo no esté lista para vivir sin ti,
sin lo que tú significas, sin lo que haces por mí;
sé que casi nunca te he agradecido tu amor,
pero sé que en el fondo sabes que también te amo yo.

Puede que sin tu presencia se compliquen las cosas,
tan sólo porque tu ausencia es parte de lo que me importa;
a fin de cuentas te debo la vida entera
y no me refiero sólo al echo de que me tuvieras...

Y quizás los días sin ti se me hagan más largos
y aunque lo dudes también yo quiero estar a tu lado;
desde la distancia sé que estamos juntas de alguna manera,
prometo no defraudarte, esa será siempre mi meta.

Cerrando los ojos, poco a poco me he dormido,
con una sonrisa en los labios, recordando tu cariño;
mañana te llamo de nuevo y te cuento algo más,
te echo de menos, un beso; te quiero mucho Mamá.

domingo, 3 de mayo de 2015

AMORES PERDIDOS

Una vez leí que todos tenemos dos grandes amores en nuestras vidas. Uno de ellos, el que es para siempre, con el que te casas, con el que formas una familia, con el que al fin pasas el resto de tu vida. Podría pensarse que este es el gran amor que todos buscamos, pero seguí leyendo y contaba aquel texto que había siempre en nuestras vidas un segundo amor, esa persona “que perderás siempre”, con la que “naciste conectado” pero junto a la cual jamás habrá un final feliz. Seguía diciendo esta lectura que un día te rendirías y dejarías de luchar por ese gran amor, por esa media naranja imposible. Sólo entonces, encontrarías al primer gran amor del que hablaba el texto aunque, matizaba, “no pasarás ni una sola noche sin necesitar un beso suyo o siquiera discutir una vez más…”


Yo, como muchas otras personas que habrán leído esto, me pregunto entonces por qué no seguir peleando. Por qué darnos por vencidos y conformarnos con un amor cómodo y seguro en lugar de abandonar los miedos y darlo todo por esa persona que con sólo una mirada nos perturba el alma. Sé que todos estamos pensando en alguien. Una persona que, por mucho tiempo que pase, por muchas cosas que ocurran, siempre está ahí. Una persona que podemos dejar de ver meses y meses, pero que con sólo cruzártelo en la calle y apenas intercambiar un “hola”, hace que tu día se vuelva del revés, el corazón te palpite deprisa y vuelvan a ti todas esas emociones que creías olvidadas pero que sólo dormitaban a la espera de que esa persona volviera a despertarlas.

Echamos la vista atrás y ahí está. Ese amor perdido que acabó sin que lo esperaras, o aquel que ni siquiera tuvo la oportunidad de nacer. Esa persona que te hacía sonreír sólo con mirarte y que hacía que un beso fuera mucho más que un contacto entre dos trozos de piel. Ese amor que daba igual (y sigue dando) que se transforme en algo físico, porque la intensidad con la que te mira hace que te tiemble todo el cuerpo sin necesidad de que
te toque. Ese amor que, estés con quién estés, y hagas lo que hagas en ese momento, fue, es y será para siempre el verdadero, el que te haga temblar nada más verlo, el que derrumbe todo lo que hayas creado hasta entonces. Ese “amor dormido” que, como decía la canción, era también “un álbum de fotos que sigue vacío”, un amor en el que se hizo tarde. Un amor que se perdió por causas varias pero que, cuando te preguntan: ¿por qué…? realmente no encuentras ninguna coherente, ninguna válida, porque, sinceramente ¿qué razón puede haber para dejar escapar para siempre al amor de tu vida?

Yo estoy convencida de que, como decía el texto, todos nacemos conectados de un modo u otro a otra persona. No significa que sólo haya una media naranja en el mundo para ti, no, sino, ¡qué difícil sería encontrarla! Digo que siempre habrá una persona de aquellas que conozcas en tu vida que lo sea. Una persona que encaje contigo a la perfección, cuyas similitudes sean las justas y vuestras diferencias las perfectas para complementaros. Una persona que te refleje tal y como eres y que te ame así, al igual que tú a ella. En principio, esta persona debería ser también la que supere contigo todos los obstáculos y acabe a tu lado para siempre, claro está, pero a veces… a veces esa persona aparece en tu vida en el momento equivocado, en la persona equivocada o en ambas a la vez. Y, por muy románticos que nos pongamos, nuestra vida está conformada por muchos más hilos aparte del puramente amoroso y es complicado, a veces, saltarte todo el entramado sólo por dar una oportunidad a algo que intuyes seguro pero, a la vez, escapa totalmente a tu comprensión (y es que ya se sabe: no hay mayor locura que amar con locura).

Por eso, a veces nos encontramos en la situación del texto, rendidos a la evidencia de la imposibilidad
de ese amor, en busca (o habiendo encontrado ya) de ese nuevo amor que aporte algo de calma a nuestras vidas y que sí nos acompañe para siempre. Pero… yo me niego a dormirme cada día pensando en qué podría haber sido. Yo me niego a resignarme y a estar con alguien si mi corazón, cada vez que se cruce con otra persona, me va a recordar que en realidad no encaja del todo con el hombre que duerme a mi lado. Yo me niego a ser feliz a medias, a dejar atrás la verdadera felicidad tan sólo por tener una felicidad segura.

Así que también creo firmemente en la necesidad de no rendirse. De dar oportunidad al tiempo para que ese momento deje de ser el equivocado, para que esa persona se convierta en la correcta. Vivir la vida, claro está, y disfrutar de cada segundo de ella con la persona que haya decidido ocupar tu corazón en ese momento pero… no cerrar esa puerta definitivamente. No quedarnos quietos a esperar, tampoco es eso. Dejar que las cosas sucedan, cambien, den la vuelta. Formar parte de cada instante y entregarse al máximo en cada ocasión que la vida nos dé para sentirnos felices. Dar, tan sólo, un voto de confianza, aunque sea en silencio, en la distancia, apenas perceptible. Dejar adormilados todos esos sentimientos hasta que sea el lugar y momento oportuno para despertarse. Y, cuando llegue ese momento, reunir valor e intentar ser, simplemente, feliz.


Y es que, como decía aquel texto al que aludí al principio: “a veces se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias.” Y yo no pienso dejar de luchar nunca con todas mis fuerzas por encontrar ese dulce y tierno final feliz…